Pasión por Cádiz

Mi foto
Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

martes, 18 de diciembre de 2012

La calle Fermín Salvochea, en Cádiz.

¿De donde viene el antiguo y curioso nombre "Calle del Cuartel de Marina y Garita de la Escalerilla" de la actual calle de Fermín Salvochea, en Cádiz?
 

El Cuartel de Marina se encontraba donde hoy está la llamada "Casa de las cinco torres", justo en la esquina de la Calle Fermín Salvochea con la Plaza de España.  El sitio era en parte propiedad del comerciante Don Francisco Vejero, la puerta principal daba a la actual Plaza de Argüelles, frente a la actual "Casa de las cuatro torres", por eso la calle tomó el nombre de "Calle del Cuartel de Marina", dicho acuartelamiento poseía un pequeño cuerpo de guardia con garita en la actual Plaza de Argüelles, justo casi donde ahora se alza el monumento a San Francisco Javier, además de un acceso a la zapata del lienzo defensivo mediante una pequeña escalera, por lo que comienza a conocerse y al final se hace oficial el nombre de "Calle del Cuartel de Marina y Garita de la Escalerilla". 
 

Ya en un manifiesto de la ciudad de Cádiz al Rey Felipe V en 1717 se habla de la 'Garita de la Escalerilla, que por estar frente a esta calle, en la cual, desde el Baluarte de San Felipe hasta este parage se hicieron doscientas y cuarenta varas cuadradas de parapeto para evitar la subida a la plaza por la playa de la bahía'. (Sic)


 
En este cuartel, era donde se alojaban los Batallones de Marina para atender, vigilar y servir a las obras de la nueva Aduana (Actual Diputación) en el baluarte o plataforma de San Antonio y el lienzo de muralla de la batería de San Carlos, para lo que fué construído el antes mencionado cuerpo de guardia, el 23 de Noviembre de 1799 se sacó en pública subasta el terreno que ocupaba el Cuartel de Marina para comenzar a edificar la actual "Casa de las cinco torres" que conocemos en la actualidad.    Hoy en día aún se conservan los antiguos rótulos con el anterior nombre de la calle.
 
 
 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Los niños del paraguas, del Parque de Genovés.

La historia de la fuente de los niños del paraguas del Parque de Genovés.

Cuando paseamos por el Parque de Genovés, rara es la ocasión en la que no nos detenemos junto a la fuente de los niños del paraguas ya sea para verla, fotografiarnos junto a ella o para admirar el precioso rincón de inspiración romántica decimonónica donde está ubicada.





Esta fuente de los niños del paraguas, atribuida equivocadamente a Mariano Benlliure, (que sólo dejó en la ciudad la llamada "Fuente de los niños" destruida vandálicamente en la década de los '70 del pasado siglo), tiene su pequeña historia y una proyección internacional que muy pocas personas conocen, fué donada por la ilustre, gaditana y benefactora Familia Aramburu a comienzos del siglo XX, y que anteriormente (hasta 1907 aproximadamente), lució en el patio principal de la casa-palacio de dicha familia sita en la Plaza de San Antonio, por tradición oral sabemos que fué adquirida en París con ocasión de un viaje de negocios.   Cuando pasó al patrimonio ciudadano fué colocada en el Parque de Genovés aunque no en su sitio actual sino justo a la puerta de entrada que existe en el Paseo de Santa Bárbara, para pasar en la década de los 60 del pasado siglo al lugar donde todos la conocemos.



Los niños del paraguas del Parque de Genovés se llaman Pablo y Virginia, están inspirados en la novela del mismo nombre y escrita por Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre, que fué publicada en 1787.  Los protagonistas son dos amigos de la infancia que se enamoran inocentemente pero terminan muriendo de forma trágica cuando naufraga el barco "Le Saint-Geran" en el que viajaban, todo ello está basado en un hecho real que sucedió en el año 1744.  También, a raíz de esta novela, el compositor italiano Gianandrea Gavazzeni compuso en 1935 una ópera basada en esta obra literaria, que tituló "Paolo e Virginia".

Existe en París, en el llamado 'Jardín des plantes', jardín botánico, un monumento al escritor en cuya base figuran también nuestros niños, Pablo y Virginia, acompañados por un perro y no por un paraguas, y ya como adultos.