Pasión por Cádiz

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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

lunes, 25 de julio de 2016

Cádiz en el siglo XVIII

Durante el siglo XVIII, Cádiz vivió una época de esplendor al convertirse su puerto en  la cabeza del tráfico comercial con las Indias.

Las rutas de la navegación desde Cádiz a las Indias sufrieron pocas variaciones desde el primer viaje de Cristóbal Colón hasta bien entrado el siglo XIX, porque estaban determinadas por las fuerzas de la naturaleza: Corrientes marinas y vientos imperantes  en las zonas de navegación.  Lo más usual era zarpar desde Cádiz hasta el archipiélago canario y de ahí dar el salto a los diferentes puertos establecidos en las Antillas y el Caribe, para a partir de ahí, llegar a los diferentes puertos a lo largo de toda la costa americana.


Había una serie de rutas establecidas, la más corta desde España se llamaba 'Islas' y sus destinos estaban en Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba, la que llegaba a Veracruz se denominaba 'Nueva España'.  La que llegaba a Barranquilla, Cartagena de Indias, Panamá, Caracas se le llamaba 'Tierra firme'.  Había otra línea mucho más larga que era la que llegaba desde las Antillas hasta Buenos Aires o aún más al sur, haciendo por esta zona una navegación de cabotaje en algunos casos.

Para el regreso, se hacían una serie de escalas: Cuba, principalmente en La Habana o Santiago, también se pasaba por Bermudas, Azores, hasta llegar a Cádiz.

España impuso un sistema de monopolio que estuvo vigente hasta 1778, para ello se basaban en un derecho por haber descubierto y conquistado el territorio americano. 

En un principio, el puerto de embarque y desembarque fue el de Sevilla aunque los puertos de Sanlúcar y Cádiz lo auxiliaban en ocasiones, pero a partir del año 1717 la exclusividad pasa al puerto de Cádiz, así como la Casa de Contratación, que se establece en Cádiz ese mismo año hasta 1768, dicho organismo interviene en todo lo que atañe a la navegación, desde inspección de barcos hasta organización de viajes o flotas, permisos, autorizaciones, licencias, cartas de navegación, titulaciones, recaudación de impuestos, etc.   También tenía autoridad judicial para dirimir en casos de los pleitos que podían surgir entre navieras, violación de leyes del mar, causas civiles, comerciales o criminales.

El comercio marítimo de las Indias con Cádiz exportaba en importaba diferentes productos: En Cádiz se desembarcaba principalmente cacao, café, azúcar, tabaco y cuero, y en menor medida lana, esparto, perfumes, tintes, etc.     También se importaban metales preciosos, oro y plata en lingotes o monedas, y otros metales tales como estaño o hierro.

En Cádiz se embarcaba rumbo a las Indias sobre todo vino, aceite, aceitunas, papel, jabón, carne salada, tejidos, herramientas, aperos de labranza, cera y en menor medida otros productos que a su vez venían importados de otros lugares.


La burguesía gaditana, como caso único en España, es activa.  Ellos son los grandes comerciantes, navieros, banqueros, consignatarios que mantienen un alto nivel económico  en la ciudad, en estratos más bajos, están los artesanos, marineros, almaceneros y pequeños empresarios que también se benefician del comercio con América ya que toda la sociedad está vinculada unos con otros.

La ciudad de Cádiz crecía de manera imparable, debido sobre todo a la actividad comercial que generaba el puerto, también crecía la población con emigrantes venidos desde diversos puntos de España y del extranjero que establecieron importantes colonias: franceses, italianos (los genoveses crearon escuela), flamencos, ingleses, irlandeses, etc.  Los burgueses y grandes comerciantes edificaban sus casas señoriales, que eran vivienda y lugar de trabajo (oficinas, almacenes), se construían barrios populares para las clases bajas y se contribuía económicamente o con mano de obra a levantar o restaurar iglesias y capillas que han llegado a nuestros días en un excelente estado de conservación en la mayoría de los casos.

A la vez de esta expansión del siglo XVIII, se construía una colosal muralla defensiva perimetral. En 1727 concretamente, se constituye la Real Junta de Fortificaciones, de la que formaban parte el municipio y la Corona, que lleva a cabo la tarea de cerrar la ciudad por los cuatro frentes: el de Tierra, culminado en 1756; el de Poniente, el del Vendaval, que no respondía a necesidades defensivas, sino como protección del mar, se terminaron en 1791; y finalmente, el de la Bahía, siendo este el más importante por su carácter portuario y por sus más directos vínculos con la actividad comercial. 


El derribo de las murallas comienza el 3 de marzo de 1906 con el acto simbólico de quitar la primera piedra por parte del alcalde Cayetano del Toro.  Actualmente sólo hay partes muy localizadas de esas murallas en la zona de San Carlos y Puertas de Tierra.


Toda edificación levantada era de estilo barroco, pero a partir de 1751 con la publicación en Francia de la Enciclopedia (Ilustración) y cuando llegan a Cádiz esas nuevas ideas, comienzan a influir en las ideas, las formas de vestir y por supuesto en estilos arquitectónicos, llegándose a crear en 1789 en la ciudad la 'Academia de las tres nobles artes' que favoreció la expansión del estilo neoclásico, así en los últimos años del siglo XVIII y en los primeros del XIX, en la ciudad conviven barroco y neoclásico cuyo patrimonio ha llegado a la actualidad y que se puede ver en las numerosas iglesias, catedral, edificios como el de Pazos de Miranda, el Ayuntamiento,  innumerables casas en calles como Columela, Ancha, Antonio López, San Francisco, o en  plazas como San Antonio, España o Mina.

En 1778, durante el reinado de Carlos III, se publica un dañino decreto sobre la libertad de puertos comenzando así la decadencia comercial gaditana, el país entra en una espiral bélica contra Inglaterra y Francia en los últimos años del siglo XVIII y las primeras década del XIX.