Pasión por Cádiz

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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

La incorporación de Cádiz a la corona de Castilla.

Cuando Alfonso X el Sabio accede a la corona de Castilla en 1253, marca como uno de sus objetivos el hacerse con el máximo control de las tierras conquistadas por los musulmanes, en aquellas fechas la ciudad de Cádiz era un amasijo de escombros y ruinas totalmente abandonada, pero que el rey consideraba estratégica y en la que proyectaba un puerto atlántico que sirviera de apoyo no sólo para expulsar a los árabes si no también para comenzar la conquista de África, así comenzó la refundación de Cádiz.

La ciudad se convirtió en uno de los preferentes empeños de Alfonso X, para ello preparó una flota armada al mando de Martínez de Fée, navegando la expedición a través del río Guadalquivir, cayó de improviso sobre la ciudad apoderándose de ella, después de permanecer en Cádiz cuatro días, volvieron a Sevilla por la misma ruta al no tener demasiadas fuerzas para contener las arremetidas de los musulmanes de la zona.   

Se repitieron los conatos hasta que en septiembre de 1262 logró conquistarla de manera definitiva, comenzó a reedificarla, construyendo una iglesia en el lugar de la antigua mezquita, la fortificó empezando por la entrada terrestre, aunque aprovechó las antiguas fortalezas romanas, visigodas o musulmanas para edificar un castillo, construyó embarcaderos y atalayas para vigilancia y señales, todo ello puede localizarse sin ningún error en el barrio de El Pópulo.

En ese mismo año, solicitó y obtuvo del Papa Urbano IV la licencia para erigir la iglesia de Cádiz en catedral, trasladando la sede episcopal desde Medina Sidonia, con la advocación de 'Santa Cruz' ya que se concedió el 14 de septiembre, siendo su primer obispo fray Juan Martínez y Ruy Díaz su primer dean.  

Asignó el escudo de una cruz sobre las olas del mar, y expresó su anhelo de tener su sepultura en el templo mayor gaditano, esta deseo nunca se cumplió. Concedió a la ciudad la bandera con los colores de Castilla, que tiene en la actualidad, su escudo con Hércules y los dos leones y la leyenda "Hércules fundator gadium dominatorque", aunque no deja de ser curiosa la licencia a la mitología en tiempos en los que la religión era el centro de todo, aunque este semidios es referido por el propio rey en sus 'Crónicas generales', en unos relatos lo identifica como la misma isla “después Gades la isla de Hércules, que se llama, con otro nombre, Cádiz”


En dos años, la ciudad estaba preparada para acoger a los primeras personas que Alfonso X envió para habitarla, se componían de trescientos colonos de los cuales cien eran hidalgos, al frente de esos pobladores venía el noble Guillén de Berja, todos ellos fueron recompensados con tierras en el interior como agradecimiento por participar en la ocupación de Cádiz.   Decretó la libertad de comercio sin el pago de ningún derecho, la facultad a personas de fuera de la ciudad para introducir sus mercaderías en Cádiz pagando un tercio menos de los derechos que se pagaban en el resto del reino, una feria de un mes y la preferencia a los clérigos de la ciudad para las prebendas de la iglesia local.

En 1264 decretó la expulsión de los musulmanes gaditanos tras una rebelión de estos al poder castellano, para suplir esta bajada de población, llegó a Cádiz un segundo grupo de pobladores, la mayoría cántabros, aunque también llegaron franceses, italianos, portugueses y de otras ciudades españolas en menor número. Un año después dio a Cádiz el título de ciudad dotándola de alcalde, alguacil mayor y seis regidores.

La ciudad recibió tierras y posesiones en el resto de la bahía: La Puente (San Fernando), Rahayana (Puerto Real) y Alcanatif (Renombrada por Alfonso X como El Puerto de Santa María) quedaron vinculadas a la ciudad y en la lejanía para aquellos tiempos, lugares como Rota, Regla y Las siete torres (Sanlúcar de Barrameda).

A partir de entonces, Alfonso X desvía su intención y su anhelo se centra en coronarse emperador del Sacro Imperio en Europa, por lo que el empuje que mantenía los proyectos sobre Cádiz comenzaron a menguar, la ciudad, atiborrada de privilegios, no estaba preparada para seguir su curso sin el apoyo del rey.   De ello se dan cuenta las tropas meriníes del norte de África, aliadas del reino de Granada, por lo que lanzan sus primeras escaramuzas en las que conquistan Ronda, Tarifa y Algeciras.

Las tropas cristianas se repliegan hasta Jerez al mando del infante don Fernando, donde consiguen frenar la conquista de los meriníes africanos aunque no pueden evitar numerosos encuentros bélicos en toda la provincia.

Cádiz queda bajo la corona de Castilla y los pueblos aledaños colocan "...de la frontera" (Jerez, Conil, Chiclana, Vejer, etc.) en su nombre como indicativo de ella frente a los musulmanes mientras Cádiz orienta hacia el comercio y el mar su historia decidida a luchar por sí misma para su supervivencia.

En 1284 muere Alfonso X, sin que se lleve a cabo su deseo de ser enterrado en Cádiz.

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